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martes, 13 de mayo de 2014

sábado, 10 de mayo de 2014


Descubren el primer «hermano» del Sol


Situación en el cielo de la estrella hermana del Sol HD 162826 en mayo de 2014, vista con prismáticos

La estrella, situada a 110 años luz y visible con prismáticos, nació a partir de la misma nube de polvo y gas que la nuestra

Un equipo de astrónomos de la Universidad de Texas en Austin (EE.UU.) ha identificado al primer «hermano» del Sol, una estrella que casi con toda seguridad nació a partir de la misma nube de polvo y gas que la nuestra hace más de 4.500 millones de años. El equipo, que publicará su trabajo en junio en la revista The Astrophysical Journal, cree que los métodos utilizados podrán ayudar a otros investigadores a encontrar a otros «hermanos solares», lo que facilitaría la comprensión de dónde se formó nuestro Sol y de cómo nuestro sistema se convirtió en un lugar propicio para la vida.

La nebulosa que generó el Sol también provocó el nacimiento de miles de estrellas que deberían haber sobrevivido, como lo hizo la nuestra. Sin embargo, los científicos han tenido serias dificultades para encontrarlas. ¿Dónde están metidas? ¿A qué punto de la galaxia se han dirigido? El astrónomo Simon Portegies Zwart, de la Universidad de Lieden, en los Países Bajos, estimó en su día que entre 10 y 60 de ellas deberían residir a menos de 330 años luz de la Tierra. A esa distancia, podrían ser visibles con unos prismáticos, pero no había ni rastro.

El hermano solar identificado por el equipo de Austin está en ese rango de distancia, a 110 años luz en la constelación de Hércules. En efecto, es visible con unos binoculares de baja potencia, no muy lejos de la brillante estrella Vega. Llamado HD 162826, es un 15% más grande que el Sol.

La misma firma química
Antes de identificarlo, los astrónomos siguieron a 30 posibles candidatos: 23 con el Telescopio Harlan J. Smith del Observatorio McDonald, y los restantes, visibles solo desde el hemisferio sur, con el Telescopio Magallanes del Observatorio Las Campanas en Chile. Todas estas observaciones utilizaron espectroscopia de alta resolución para conocer la composición química de las estrellas.

Además de los análisis químicos, el equipo también recogió información acerca de las órbitas de las estrellas, dónde habían estado y hacia dónde van en su camino alrededor del centro de la Vía Láctea. Tras combinar toda la información disponible, solo un candidato, HD 162826, era consistente. Los investigadores han descartado de planetas gaseosos (llamados Júpiter calientes) giren a su alrededor, pero no descartan que sí puedan hacerlo mundos terrestres más pequeños.

Aunque el hallazgo ya es intrigante por sí mismo, puede ir más allá y servir de hoja de ruta para encontrar a otros muchos hermanos del Sol que, desde su formación, pueden haber acabado en diferentes partes de la Vía Láctea. «Unos pocos, como HD 162826 , aún están cerca. Otros están mucho más lejos», dice Ivan Ramirez, responsable del estudio en la Universidad de Texas. A su juicio, esto será fundamental para analizar la ingente cantidad de datos que proporcionará la sonda Gaia, lanzada al espacio para estudiar millones de estrellas.

Una vez que muchos más hermanos solares hayan sido identificados, los astrónomos estarán un paso más cerca de saber dónde y cómo se formó el Sol. «Queremos saber donde nacimos», apunta Ramirez. «Si podemos averiguar en qué parte de la galaxia se formó el Sol, podemos limitar las condiciones en el sistema solar primitivo. Eso podría ayudarnos a entender por qué estamos aquí».

Además, existe la posibilidad «pequeña, pero no cero», de que alrededor de estas estrellas giren planetas que albergan vida. En sus primeros días dentro de su grupo de nacimiento, explica Ramirez, las colisiones podrían haber golpeado pedazos de esos planetas, fragmentos que podrían haber viajado entre los sistemas solares, y tal vez incluso pueden haber sido responsables de traer la vida primitiva a la Tierra. O al revés, los fragmentos de la Tierra podrían haber transportado vida a planetas que orbitan hermanos solares. «Así que se podría argumentar que los hermanos solares son candidatos clave en la búsqueda de vida extraterrestre», asegura el investigador.

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