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sábado, 5 de octubre de 2013

Resumen de Noticias G.A.B.I.E



Posted: 04 Oct 2013 11:00 AM PDT
Mientras que la Tierra tarda poco más de 365 días en dar una vuelta a nuestro Sol, un planeta situado a unos 700 años-luz de nosotros da una vuelta entera a su estrella en unas 8 horas y media, el tiempo aproximado de una jornada de trabajo, o de una buena noche de sueño.

Este planeta, descubierto por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, tiene un tamaño similar al de la Tierra y se llama Kepler 78b. Su periodo orbital tan breve (uno de los más breves detectados hasta la fecha) implica obviamente una gran cercanía a la estrella en torno a la cual gira. El radio orbital del planeta es de apenas unas tres veces el radio de su estrella, y los científicos han estimado que las temperaturas en su superficie pueden superar los 2.700 grados centígrados (unos 5.000 grados Fahrenheit). En un ambiente tan abrasador, la capa superior del planeta probablemente esté derretida por completo, creando un enorme océano de lava.

Lo más meritorio del estudio sobre este planeta es que los científicos fueron capaces de detectar la luz emitida por éste. Es la primera vez que se logra hacer esto con un exoplaneta tan pequeño como Kepler 78b. Esta luz, si se capta con más detalle mediante telescopios más potentes, podría dar a los científicos información detallada sobre la composición de la superficie del planeta y sus propiedades reflectantes.

Kepler 78b está tan cerca de su estrella que los científicos esperan poder medir su influencia gravitacional sobre ella. Esa información se podría usar para medir la masa del planeta, lo que haría que Kepler 78b se convirtiera en el primer exoplaneta de tamaño similar de la Tierra cuya masa es conocida con suficiente certeza.

Pero por si 8 horas y media no parece un periodo orbital lo bastante breve de un planeta alrededor de su estrella, en un estudio separado, miembros de ese mismo grupo, junto con otros investigadores del MIT y otras instituciones, observaron a KOI 1843.03, un exoplaneta no conocido hasta entonces que tiene un período orbital aún más corto: tan sólo 4 horas y 15 minutos. El grupo, dirigido por el físico Saul Rappaport, determinó que para que el planeta mantenga una órbita tan cercana alrededor de su estrella, tendría que ser increíblemente denso, compuesto casi por completo de hierro, porque de lo contrario las enormes fuerzas de marea de su estrella lo despedazarían.


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R.a.d.i.o.: Red Argentina de Investigación Ovni
R.a.a.o.: Red Argentina Alerta Ovni
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Posted: 04 Oct 2013 05:00 AM PDT
Astrofísicos de Colombia y Estados unidos descubrieron un mecanismo que aumenta la posibilidad de que planetas que orbitan alrededor de dos soles sean habitables. Para los investigadores colombianos, los resultados de este estudio pueden modificar las estimaciones sobre el número de planetas que hasta el momento se consideran aptos para albergar vida en la Galaxia.

El mecanismo que permitiría la habitabilidad en planetas circumbinarios –como se conoce a los que orbitan dos soles- es las fuerzas de marea entre las dos estrellas, lo que hace que su velocidad de rotación disminuya y que, por ende, dejen de emitir radiación dañina. De este modo, se favorece la vida en sus respectivas zonas de habitabilidad, que son aquellas donde las condiciones de luz solar no son extremas.

“Típicamente se espera que una estrella tenga uno o dos planetas habitables, pero en este trabajo estamos diciendo que en las estrellas binarias pueden haber dos, tres o hasta 4 planetas habitables por sistema”, indica Jorge Zuluaga, del grupo de Investigación Física y Astrofísica Computacional –FACOM-.

Los investigadores estudiaron seis sistemas binarios -como se les conoce a aquellos con dos estrellas- entre los que Kepler 34, ubicado a 4.900 años luz, resultó ser el más apto para la habitabilidad. Para Zuluaga es importante ahondar en el estudio de estos sistemas debido a que “antes las búsquedas se concentraban en las estrellas solas”.

La investigación, realizada en los últimos seis meses, se hizo en conjunto con los astrónomos Paul Mason de la Universidad de Texas en El Paso y Joni Clark de la Universidad de Nuevo México, con quienes se estableció una alianza a partir de un trabajo anterior que estudió la influencia de los campos magnéticos de los planetas en su posibilidad de albergar vida.



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