Las conjunciones Sol-Tierra-Luna y Sol-Luna-Tierra dan origen a los eclipses lunares y solares. No son tan insólitos como se cree: en un año pueden verse entre cuatro y seis, combinados de diversas formas, mientras los eclipses de Luna pueden variar mucho en número, los de Sol como máximo llegan a dos. Los eclipses de Luna pueden observarse desde cualquier punto de la superficie de la Tierra, siempre que sea de noche, con una duración media de cuatro horas en total. En cambio, los eclipses de sol sólo pueden observarse en la franja de superficie terrestre "barrida" por la sombra de la Luna en el breve tiempo que dura la conjunción, que se prolonga unos 20 minutos. Además,hay que tener en cuenta que la superficie de la Tierra es muy grande y que es dificil que un eclipse de Sol atraviese una franja deshabitada. Asimismo, junto al eclipse solar se produce un brusco descenso de la temperatura, producido por la ausencia de los rayos solares, que a menudo lleva a la formación de nubes. Con frecuencia, tras este fenómeno aparece un cielo cubierto y oscuro. Por todo ello, los eclipses solares se ven mucho más raramente que los de Luna. Debido a esto, los apasionados, por los eclipses y los expertos en las capas exteriores del Sol se ven obligados a desplazarse para seguir la sombra lunar. De todas formas, el uso de coronógrafos, instalados en los satélites ha sustituido casi por completo la observación de los eclipses vistos desde la Tierra.
ECLIPSES LUNARES Si la sombra de la Tierra proyectada sobre la superficie de la Luna puede observarse a simple vista, con el telescopio se confunde ligeramente con las manchas oscuras de las cuencas. Este efecto dura poco, porque el progresivo avance de la sombra cubre perfectamente la Luna. Durante un eclipse total la sombra, la luminosidad de la Luna se reduce a casi una diezmilésima parte como media y la fase total de ocultación puede durar hasta 2,30 hs, precedida y seguida por casi una hora de eclipse de penumbra.Incluso en los momentos más oscuros, la Luna es visible,iluminada por la luz solar difundida por la atmósfera terrestre, adquiere coloraciones distintas dependiendo de la contaminación atmosférica de nuestro planeta.
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