Descubren la primera estrella que «echa el freno»
Las estrellas de neutrones concentran medio millón de veces más masa que la Tierra en una esfera no más grande que Manhattan
Un magnetar, uno de los objetos más densos y extraños del Universo, desvela un comportamiento sorprendente jamás visto
Un equipo internacional de científicos ha publicado en la revista Nature el hallazgo de una extraña estrella de neutrones, uno de los objetos más densos del Universo, en la constelación de Casiopea, a unos 10.000 años luz de la Tierra. Se trata de una auténtica rareza, ya que estas estrellas giran sobre sí mismas a una velocidad endiablada, pero esta, por alguna razón, ha echado el freno. Repentinamente, ha comenzado a girar de forma más lenta, un comportamiento nunca visto antes en un objeto semejante. El evento es, según los autores de la investigación, un misterio que contiene pistas importantes para comprender cómo la materia reacciona cuando se condensa con más fuerza que la densidad de un núcleo atómico, un estado que ningún laboratorio en la Tierra ha logrado.
Una estrella de neutrones es lo más parecido a un agujero negro que los astrónomos pueden observar directamente. Es el núcleo aplastado de una estrella masiva que se quedó sin combustible, se derrumbó por su propio peso y después explotó como una supernova. La que queda después de la explosión se comprime en una bola de solo unos 12 kilómetros de diámetro pero con una masa descomunal, aproximadamente medio millón de veces más que la de la Tierra. Una cucharadita de una estrella de neutrones pesa mil millones de toneladas, el peso de cien rascacielos hechos de plomo sólido.
Las estrellas de neutrones pueden alcanzar velocidades de giro tan rápidas como las aspas de una licuadora de cocina -hasta 43.000 revoluciones por minuto (rpm), y pueden tener campos magnéticos un billón de veces más fuertes que los de la Tierra. Pero esta estrella de neutrones, llamada 1E2259 586, es un tipo aún más extraño y raro. Es una de las menos de dos docenas de estrellas de neutrones llamadas «magnetares» debido a que tienen campos magnéticos ultrafuertes, hasta aproximadamente 5.000 billones de veces los de la Tierra.
Los magnetares pueden tener arrebatos violentos de rayos X tan fuertes que pueden afectar a la atmósfera de nuestro planeta, aunque el magnetar está enviando sus explosiones desde el lado opuesto de nuestra galaxia, la Vía Láctea. «Los magnétares son los más fuertes imanes del Universo y algunos de los mejores laboratorios que tenemos para comprender la física pura», afirma el astrónomo Jamie Kennea, investigador de Universidad de Pensilvania y coautor del artículo. «Las condiciones extremas en estas estrellas no podrían reproducirse en ningún laboratorio en la Tierra».
«Totalmente inesperado»
Utilizando el telescopio de rayos X del observatorio Swift, los científicos observaron pulsos convencionales de rayos X del magnetar 1E 2259 586 desde julio de 2011 hasta mediados de abril de 2012. Durante este tiempo, el magnetar giraba una vez cada 7 segundos, aproximadamente 8 rpm, y parecía estar disminuyendo a una velocidad gradual y estable. Pero en la siguiente observación programada el 28 de abril de 2012, los datos capturados por Swift mostraron que el giro de la estrella se había desacelerado bruscamente en 2,2 millonésimas de segundo.
«Esta estrella de neutrones está haciendo algo totalmente inesperado. Su velocidad de rotación ha ido disminuyendo a un ritmo cada vez más rápido», afirma Kennea. Los astrónomos ya habían observado antes estrellas de neutrones que de repente aceleran sus giros, algo que se conoce como «fallo» o «interferencia», pero nunca antes habían visto una que desacelera, un «anti fallo».
El 21 de abril, justo una semana antes de que el Swift descubriera el cambio brusco, el magnetar produjo un breve pero intenso estallido de rayos X que fue detectado por el telescopio espacial Fermi de la NASA. Los científicos creen que esta erupción de 36 milisegundos de luz de alta energía probablemente marcó los cambios que llevaron al magnetar a su brusca desaceleración. Además, observaciones continuas han revelado que la rotación del magnetar continua frenándose a un ritmo mucho más rápido.
Estos descubrimientos enfrentan a los astrónomos a un nuevo reto teórico que puede ayudarles a entender los misterios de estas extrañas y densas estrellas.
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