Posted: 16 Sep 2013 05:00 PM PDT
Con la firma de un importante acuerdo internacional, se ha dado un paso
burocrático decisivo hacia la construcción del telescopio TMT (Thirty
Meter Telescope, o Telescopio de los Treinta Metros), llamado así por
los 30 metros de diámetro que tiene su espejo principal. Ese diámetro es
el triple del que tienen los telescopios más grandes que existen hoy en
día. El TMT está destinado a ser el telescopio óptico más avanzado y
potente del mundo.
Se calcula que los trabajos de construcción en la cima del Monte Mauna Kea comenzarán en abril de 2014. Cuando el TMT inicie sus operaciones científicas en 2022, permitirá a los astrónomos detectar y estudiar la luz de algunas de las primeras estrellas y galaxias que se crearon en el universo (en el límite del universo observable y bastante cerca del inicio de los tiempos), analizar la formación de planetas alrededor de estrellas cercanas, y comprobar la exactitud de muchas de las leyes fundamentales de la física. El proyecto es una colaboración entre universidades de Estados Unidos e instituciones de Canadá, China, India y Japón. Un grupo de investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) tendrá un papel significativo en el desarrollo y uso del TMT. De entre los instrumentos con los que estará equipado el TMT, destaca el espectrógrafo IRIS, que quizás pueda ser mejor descrito como una cámara sofisticada que toma pequeñas imágenes en dos mil longitudes de onda diferentes de modo simultáneo, tal como acota el astrónomo James Larkin de la UCLA, el investigador principal del IRIS. Este instrumento será capaz de obtener imágenes tres veces más nítidas que las que son posibles de obtener actualmente con los dos poderosos telescopios del observatorio W.M. Keck en el Mauna Kea, y muchas veces más nítidas que las que toma el telescopio espacial Hubble. Con el IRIS serán posibles portentos tales como ver planetas que se están formando pero que a menudo son demasiado tenues como para ser detectados por telescopios más pequeños. Y el IRIS será sólo uno de los tres instrumentos del TMT que amplificarán imágenes hasta el límite teórico de difracción. O sea que los resultados obtenidos con este colosal telescopio podrían superar todas las expectativas. Explorar el universo con este nivel sin precedentes de resolución y sensibilidad implica que habrá sorpresas entre los hallazgos que se hagan, tal como augura Larkin. El campo de acción del IRIS será muy amplio, englobando análisis químicos de las superficies de lunas en nuestro sistema solar como Titán y Europa, la observación de fases de la evolución de galaxias a lo largo de los últimos trece mil millones de años, y la búsqueda de algunas de las primeras estrellas que se formaron en el universo. Fuente Web http://grupogabie.blogspot.com/ Pertenecientes a las redes de investigación R.a.d.i.o.: Red Argentina de Investigación Ovni R.a.a.o.: Red Argentina Alerta Ovni Seti Home
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Posted: 16 Sep 2013 11:00 AM PDT
Un equipo científico anunció este jueves en la revista Science que la
sonda Voyager 1 de la NASA había abandonado el Sistema Solar después de
36 años viajando por el espacio. Se hacía oficial: es el primer
artefacto humano en lograr semejante hazaña y, desde luego, el que hemos
conseguido enviar más lejos de la Tierra. Sin embargo, el anuncio nos
suena familiar. Lo cierto es que la situación exacta de la nave ha sido
objeto de discusión en la comunidad científica durante el último año.
Los astrónomos no se ponían de acuerdo acerca de si la Voyager ya se
había adentrado en el espacio interestelar o, por el contrario, se
mantenía dentro de la heliosfera, la burbuja invisible de partículas
cargadas que emite el Sol en todas direcciones y que envuelve nuestro
sistema planetario. Entonces, ¿qué ha ocurrido para que el equipo de la
misión Voyager está ahora tan seguro? ¿Por qué no lo han anunciado
antes?
«Hemos sido cautelosos porque estamos tratando con uno de los hitos más importantes en la historia de la exploración espacial», dice el científico del proyecto Voyager Ed Stone, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena. «Lo que ocurre es que ahora tenemos los datos y el análisis que necesitábamos». En concreto, el equipo necesitaba más datos sobre el plasma, el gas ionizado más denso y lento de las partículas cargadas en el espacio. El plasma es el marcador más importante que distingue si la Voyager 1 está dentro de la burbuja solar, la heliosfera, que se infla por el plasma que fluye hacia el exterior desde el Sol, o en el espacio interestelar y rodeada del material eyectado hace millones de años por la explosión de estrellas gigantes cercanas . El problema es que los científicos no sabían cómo detectar y medir ese plasma e interpretar los datos. La Voyager 1 explora un lugar a más de 17.000 millones de kilómetros de distancia de nuestro Sol. «Nadie ha estado en el espacio interestelar antes, y es como viajar con guías incompletas», apunta Stone. «Aún así, la incertidumbre es parte de la exploración. No iríamos a explorar si supiéramos exactamente lo que vamos a encontrar». Las dos naves gemelas Voyager -existe una Voyager 2 que también se encuentra cerca de la frontera del Sistema Solar- fueron lanzadas en 1977 y, entre las dos han visitado Júpiter, Saturno , Urano y Neptuno. El instrumento de la Voyager 1 que mide la densidad, la temperatura y la velocidad del plasma dejó de funcionar en 1980, justo después de su último sobrevuelo planetario. Por eso, cuando la Voyager 1 detectó la presión del espacio interestelar en nuestra heliosfera en 2004, los científicos no tenían el instrumento que proporcionara mediciones directas de plasma. En su lugar, se centraron en la dirección del campo magnético como sustituto de la fuente del plasma. Como el plasma solar lleva las líneas del campo magnético que emanan del Sol y el plasma interestelar lleva las líneas de campos magnéticos interestelares, se esperaba que la dirección de los campos magnéticos solares e interestelares fueran distintas. Por este motivo, los científicos teorizaban que se produciría un cambio abrupto en la dirección del campo magnético cuando la Voyager alcanzara el espacio interestelar. De la misma forma, los niveles de partículas cargadas procedentes del interior de la heliosfera bajarían y los niveles de rayos cósmicos galácticos, que se originan fuera de la heliosfera, aumentarían de forma notable. En mayo de 2012 , el número de rayos cósmicos galácticos hizo su primer salto significativo, mientras que algunas de las partículas del interior hicieron su primera caída significativa. El ritmo del cambio se aceleró drásticamente el 28 de julio de 2012. Después de cinco días, las intensidades regresaron a lo que habían sido. Esta fue la primera experiencia de una nueva región, y en ese momento los científicos pensaron que la nave espacial Voyager podría haber tocado brevemente el borde del espacio interestelar. El 25 de agosto, cuando, como ahora sabemos, la Voyager 1 entró realmente en esta nueva región, todas las partículas de baja energía del interior desaparecieron y los niveles de rayos cósmicos galácticos saltaron al nivel más alto de toda la misión. Estos serían los cambios esperados en caso de que la Voyager 1 hubiera cruzado la heliopausa, que es el límite entre la heliosfera y el espacio interestelar. Sin embargo, el análisis posterior de los datos reveló que a pesar de que la intensidad del campo magnético aumentó en un 60%, la dirección cambió menos de 2 grados. Esto sugería que la Voyager 1 no había abandonado el campo magnético solar y sólo había entrado en una nueva región, aún dentro de nuestra burbuja solar, que se había agotado de partículas del interior. Más tarde, en abril de 2013, los científicos consiguieron por casualidad otra pieza del rompecabezas. Durante los primeros ocho años de la exploración de la heliopausa, que es la capa más externa de la heliosfera, el instrumento de ondas de plasma de la Voyager no había oído nada. Sin embargo, el equipo científico de ondas de plasma, dirigido por Don Gurnett y Bill Kurth en la Universidad de Iowa, había observado estallidos de ondas de radio en 1983 a 1984 y nuevamente en 1992 y 1993. Dedujeron que estas ráfagas habían sido producidas por el plasma interestelar cuando un gran arranque de material solar le habría arañado y le habría hecho oscilar. Esas explosiones solares tardaron cerca de 400 días en alcanzar el espacio interestelar, a una distancia estimada de 117 a 177 unidades astronómicas (UA), de 117 a 177 veces la distancia del Sol a la Tierra). Los científicos sabían, sin embargo, que serían capaces de observar oscilaciones de plasma directamente una vez la Voyager 1 estuviera rodeada de plasma interestelar. La tormenta solar de San Patricio A continuación, el 9 de abril de 2013, sucedió: el instrumento de ondas de plasma del Voyager 1 tomó oscilaciones de plasma locales. Los científicos creen que probablemente surgió de una explosión de actividad solar ocurrida un año antes, conocida como el Día de las tormentas solares de San Patricio. Las oscilaciones aumentaron en intensidad hasta el 22 de mayo e indicaron que la Voyager se estaba moviendo en una región cada vez más densa de plasma. Este plasma tenía la firma del plasma interestelar , con una densidad de más de 40 veces la observada por el Voyager 2 en la heliopausa. Extrapolándose hacia atrás, los investigadores dedujeron que la Voyager se había encontrado por primera vez con este denso plasma interestelar en agosto de 2012, en consonancia con los datos de las partículas cargadas y del campo magnético. Ya están convencidos: la nave está viendo plasma interestelar, pero el Sol todavía ejerce su influencia. «Estamos en una zona de transición mixta hacia el espacio interestelar, pero no sabemos cuándo vamos a llegar al espacio interestelar libre de la influencia de nuestra burbuja solar», apunta Stone. «Podemos decir es que la Voyager 1 se está bañando en la materia de otras estrellas», dice poéticamente el investigador. «Lo que no podemos decir es qué descubrimientos exactos podemos esperar en el viaje de la Voyager. Nadie fue capaz de predecir todos los detalles que la Voyager 1 ha visto. Así que esperamos más sorpresas». Fuente Web http://grupogabie.blogspot.com/ Pertenecientes a las redes de investigación R.a.d.i.o.: Red Argentina de Investigación Ovni R.a.a.o.: Red Argentina Alerta Ovni Seti Home
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Posted: 16 Sep 2013 05:00 AM PDT
La Agencia Europea Espacial (ESA, por sus siglas en inglés) va a
impartir a sus astronautas formación subterránea en cuevas para aprender
a explorar zonas desconocidas y con poca luz, y enfrentarse a
situaciones similares a las que se podrían producir en el espacio, en el
marco de las actividades previstas por la agencia para el próximo
curso.
En concreto, los astronautas recibirán este tipo de formación con el objetivo de "trabajar juntos" para superar las dificultades de moverse en un nuevo entorno, según detalla la agencia espacial. Se trata del astronauta de la ESA Paolo Nespoli, el canadiense Jeremy Hansen, el cosmonauta ruso Aleksei Ovchinin, el japonés Satoshi Furukawa y los astronautas de la NASA Mike Barratt y Jack Fischer. Al inicio del curso, de dos semanas de duración, los astronautas recibirán formación sobre el manejo de las cuerdas y la exploración de la Tierra desde el subsuelo. Así, se les enseñará a explorar zonas desconocidas y oscuras, o escalar de un modo seguro las paredes de las cuevas, además de aprender a vivir y trabajar con el aislamiento y la soledad. A continuación, está previsto que los astronautas desciendan a las cuevas Grutta Sa en la isla de Cerdeña (Italia), para pasar seis días bajo tierra. Desde el campo base, explorarán la zona y llevarán a cabo experimentos en completa oscuridad, iluminados sólo con las lámparas que llevan en sus cascos. El curso tiene como objetivo mejorar el liderazgo, el trabajo en equipo, las habilidades de resolución de problemas y la toma de decisiones. Durante la misión del año pasado, los participantes descubrieron además una especie desconocida, similar a un crustáceo semejante a una cucaracha y que habita en el agua. Fuente Web http://grupogabie.blogspot.com/ Pertenecientes a las redes de investigación R.a.d.i.o.: Red Argentina de Investigación Ovni R.a.a.o.: Red Argentina Alerta Ovni Seti Home
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