Por espacio de media hora, apunté al cielo, con mi telescopio Antares. Desde el frente de mi edificio. Eran las 7 y diez, de la madrugada. Temperatura ambiente: 16.0. Agradable. Cielo límpido. Y ahí, los vi, a simple vista, a Júpiter y muy brillante Venus; más arriba, la luna, en creciente. Como a 45 grados, casi todos. Más alto Venus, por la hora. La luna, 60 grados, aproximados. Un cuernito mirando con sus puntas hacia arriba. Movi bastante el tubo del telescopio, y lo situo en otros dos lugares, del césped. Nada. No vi nada. Pude observar por pocos segundos la Luna. Nada más. Se trataba de la luz de la mañana. Nacia el Sol. El resplandor, crecia. Más los edificios, que hacen dificil, la ubicación del telescopio, en función de las alturas de los astros. Otra vez será...
¡Buenos y despejados cielos para todos!
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