Me dispongo a sacar al patio a mi Antares, telescopio. Preparo dos cafés, para una nueva velada, solitaria, -tipo Alfhard, de Hydra, estrella que significa, eso, "la solitaria"- con mis amados astros refulgentes. Miro los bellos representantes del universo; y hago algunos puntitos en un papel, como para empezar a ambientarme en la gráfica de observación. Dibujo una diagonal, en el Sud-oeste. Tres estrellas, de magnitud aparente, cuatro. Y en el Oeste, dibujo una especie de "y "griega al revés, con cuatro estrellas. De magnitudes, entre 5 y 6. Aparente.
Luego trato de focalizar, sin éxito, a Proción, del Can Menor ,que se halla al Oeste,brillante, porque está acercándose a su ocaso.
Son las once y media de la noche. Y veo más estrellas.Algunas dobles ópticas. La Luna ya cayó en su ocaso, hace algunos minutos. Rigel, esta por caer, junto con Sirio, que le falta poco también. Y Canopus. Veo diagonales y triángulos, moviendo el telescopio en equis y en "y", como indican los ejes cartesianos. Ordenadas y Abscisas. Noto muchas. Pero ya voy terminando la velada estelar, cuando aparece el primer minuto del 27 de marzo.
Veo el Stellarium, y con el, puedo saber que un astro, algo rojo, que caia debajo e los monoblocks, de mi barrio, al Oeste, es Betelgeouse. De Orión. La estrella que puede explotar, según se ha dicho. Un astro muy grande. Más,que nuestro sol.
Bueno, amigos, ya llega el momento de ir a dormir. Una nueva noche astronómica. Con mis amados objetos del cielo. Las estrellas.
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