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Roberto Figueroa |
Llego hasta el Observatorio de Alta Barda,en la ciudad de Neuquén. Me lleva la amiga Sonia, esposa de mi gran amigo, el doctor en medicina, Juan Carlos Pereira. Estoy parando en su casa,en viaje de placer.
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Cúpula |
Al entrar, se ve un corto caminito, hacia la cúpula del complejo, y se encuentra el señor Roberto Figueroa, astrónomo y meteorólogo, que estudiara en California,en el observatorio célebre de Monte Wilson. Con él, departo un buen rato,y veo la Luna, en su creciente, y me dice que no es cuarto creciente, sino solo creciente. Veo el mar de la tranquilidad, y el de la Crisis. Hablamos de los descensos del hombre en la Luna. Comenta que conoció a algunos astronautas,incluso a Carl Sagan. Vio la salida de la nave Apolo XI , en Cabo Cañaveral, el 16 de julio de 1969.Asegura que los tipos que hablan en video y libros sobre la falsedad del viaje, se "llenan de guita con este timo". Sólo ingenieros-me dice- hubo 57.000. Yo le digo que alcanzaron entre técnicos, y rastreadores, observadores, científicos, etc casi 100.000 personas, en lo que para mi fue a mayor hazaña técnica y científica, del hombre,aún no superada por nada ni por nadie.
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Telescopio de 45 cms |
Así, llegan mas personas al observatorio, que posee un telescopio de dos metros de 45 cms de objetivo, con motor, y cúpula, ubicado en un promontorio, a unos 15 metros de una sala de conferencias, con un televisor, que muestra videos sin embargo, no presentados en esta ocasión. El complejo esta dirigido y realizado por Roberto, quien en estos días, se halla dando datos y mostrando el cielo, todas las noches, por unas cuatro horas, con un valor de la entrada de 100 pesos por persona. En los momentos muy agradables que pasé, llegaron unas diez personas al observatorio, y a algunas le di la dirección de nuestro grupo de Mendoza, El Firmamento,con el guia querido Walter García. Pude sacarle dos fotos a la Luna. Y vi estrellas, de la constelación del Pez Austral. También Orión, con su nebulosa. Le tomé fotos al excelente aparato,con motor y que Roberto supo manejar excelentemente. Estuve dos horas y media, casi, disfrutando de esta velada, que fue -más allá de nuestras salidas al llano con telescopios de aficionado -las más importante de toda mi trayectoria de aficionado a la astronomía.
Había ido en 1975 al Observatorio de la Universidad de Córdoba, con mis 16 años de edad, y con mis padres, pero sólo vi el gran tubo de varios metros, ya que no pude observar nada, debido al tiempo nublado.
Por tanto, este 23 de enero de 2018, será recordado como mi primer experiencia en un Observatorio oficial, de una ciudad de Argentina. Todo llega, dice el adagio. Llegó en mayo de 2013 el telescopio personal de 76 mm, de aficionado. Y ahora esto. Una sorpresa hermosa.¡Gracias a Dios hacedor de este cosmos que estudio con pasión!
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